jueves, 2 de agosto de 2007

Cuando conocí a kleine fabel




Hoy me pasó algo muy extraño y gracioso al mismo tiempo. Salgo de mi terapia, después de confirmar que tengo una especie de contradicción (otra) que es muy común y que, en pocas palabras, se trata de que lo que una más desea es también lo que más teme.

Entré al primer cyber que encontré y pedí una máquina con ganas de escribir y ordenar las ideas que se me sucedían en la cabeza, diferentes asociaciones. Nosé gracias a qué palabra, pero llegué a este blog GENIAL de una mujer llamada KLEINE FABEL, y no hizo otra cosa que ponerme a reír a carcajadas en el medio del cyber. Lo quiero compartir, ahí va.



La hora del cuento
Una de las peores cosas que les puedo hacer a mis hijas es no leerles el cuento de las buenas noches. Lo necesitan, y cuando durante la cena se portan muy mal, soy capaz de amenazarlas con no leerles. Es infalible: súbitamente se convierten en dóciles criaturas.A mí, la verdad, me da una paja atómica leerles, y esto tiene que ver con un montón de cosas que seguramente a nadie le interesan, pero como me cago en eso, ahí van. En primer lugar estoy cansada, diría casi derrotada a las ocho de la noche. No quiero saber nada de nada con nadie, quiero lavarme los dientes e irme al sobre. Ni hablar de cuentos, de llantos, de canciones y menos que menos que después de toda la rutina me venga elquetejedi a pedir una gauchada. Después está el tema de qué libro se lee y las peleítas que conlleva eso. Ahora encontré la solución que una vez elige cada una, porque sino "discuten" y me rompen las bolas esas peleas.Después están los libros en sí y los personajes. Hay varios que me encantan y suspiro de alivio cuando eligen esos. Pero también hay noches en que me piden Blancanieves, el personaje preferido de Emma. Le fascina esta mujer retardada, que se pasa el día fregándole el piso a siete enanos mugrientos hasta que un buen día viene una vieja con cara de garca, ella la invita a pasar (no sabe cómo está el tema de la seguridad?) y no sólo eso, sino que come una manzana envenendada que la vieja le da. Se desmaya (las tontas siempre se desmayan), y gracias que viene el macho y la salva, porque sino los enanos pelotudos la entierran viva. En general, todos los de princesas son lamentables y sexistas. Bueno, y después está Winnie The Pooh, que tampoco es santo de mi devoción. En primer lugar, cómo es eso de que anda con remera y nada abajo? Eso ya es medio raro, y después sus amiguitos. Está el conejo neurótico y mandón, el chanchito enano Piglet que siempre se manda alguna cagada, y ni hablar de Igor, el burro obeso y falopero que nunca entiende qué es lo que está pasando de tanta marihuana que fumó.Y cuando terminaste de leerles, cuando ya hiciste toda la performance y por fin llegás a la última página, escuchás con voz de pito y en estéreo: "oooooootraveeeeeeezzzzz!!!". Entonces tenés que tratar de convencerlas en forma pedagógica y no autoritaria ("si no te vas a dormir ahora te reviento") que ya se acabó y es hora de dormir. Y ahí les cantás las canciones quinientastreinta y ocho veces mientras la chiquita te revuelve el pelo y logra arrancarte los mechones que todavía no se te cayeron de amamantar.Es una lucha, pero después, me voy con una sonrisa a la cama. Y en una de esas, quién te dice, soy gauchita y todo.


2 comentarios:

dijo...

Mil gracias espejito espejito, la verdad que me haces mimos al ego con tus palabras! Muchas gracias por la cita y por el comentario en mi blog. Me alegra saber que te gusto lo que escribi.
Un abrazo fuerte,
lo

Vivi Briongos dijo...

Hola, vengo de lo de la genia de Ló... somos muchas las que la queremos :)
Te dejo un abrazo y te sigo leyendo.
Besosssssssssss.