Porque el fuego junta a la gente

Javier es amigo mío de Montevideo. Nos conocimos por una amiga en común, y después (como pasa a menudo) resulta que era hijo de una profesora mía del Kennedy y de un gran murguista de la Falta. Cuando lo conocí, ya estaba en ese devenir de idas y vueltas, desde Montevideo a Barcelona, de ida y vuelta constante buscando cuál era el lugar donde quería estar. Desde el messenger y después personalmente cuando estuvo en Montevideo, siempre fue un gran motivador. Me dibujó Barcelona solo como uno de nosotros la puede ver, me contó lo bueno, lo malo, lo maravilloso, lo que se extraña y lo que no. Me presentó facilidades y me abrió las puertas de su casa por si en algún momento la necesitaba.

Desde que llegué acá él ha sido una persona muy importante: no solo me da alegría y me llena de energía cada vez que nos vemos, sino que se preocupa porque yo esté bien, me cuenta por las cosas que pasó él y me aconseja cómo seguir, desde las cosas más prácticas hasta las más escenciales.

Si bien no es una persona que conozca hace muchísimo tiempo, al día de hoy es uno de mis grandes amigos, un ejemplo de una persona que se la ha jugado constantemente, que elige vivir cada día con alegría y que al día de hoy ha elegido a Ana, con quien están disfrutando juntos de la vida y de estar juntos.

El lunes 22 fue su cumpleaños, pero el 20 (el día del cumpleaños de mamá) nos invitó a compartir un asado (como de los que acá no se ve) en las instalaciones del trabajo de su suegro, Joan. Tanto el chino como Ana y su familia (Joan y Paquita), nos cuidaron y nos hicieron sentir como en casa a Bruno, a Miquel y a mí.

Al día de hoy, cuando estoy necesitando más que nunca a mis amigos, el Chino siempre se hace un ratito para llamarme, para visitarme y para tirarme buena onda.

Por eso lo quiero tanto.

Amigo: espero que en tu cumpleaños te hayamos dado la alegría y el color que vos nos das todos los días.

Te quiero mucho.

si se ve muy chico, lo pueden ver acá:

http://www.youtube.com/watch?v=7OAXFiWE3lg