domingo, 9 de mayo de 2010

Crónica desde Maghama




Escribimos básicamente para que usted (familiar, amigo, colaborador, futuro voluntario, curioso, hijo, esposa, madre, padre o tutor) que ha accedido a la web de DSR para obtener alguna noticia de la expedición, pueda apagar su ordenador con la tranquilidad de las buenas noticias.
Estamos bien.
Eso es lo primero.
En Maghama pasan muchas cosas al mismo tiempo, pero lo más destacable, luego de decir que todos estamos bien, es que en Maghama hace mucho calor. MUCHO. A esa temperatura que se está imaginando, súmele 20 grados más, arena y humedad. Ahora piense cuántos litros de agua bebería al día bajo estas condiciones, y réstele el mismo número. Ahora imagine un líquido caliente como el té, pero con sabor a frenadol. Ahora hidrátese con eso. Incluso llegue a refregárselo por la cara en una situación límite.
Pero no estamos solos, por suerte estamos acompañados de unos infinitos granitos que han aparecido en nuestro cuerpo con lindas cabecitas blancas y verdes, que vienen con nosotros a donde sea que vayamos.
Tan infinitos como los pequeños gritones que repiten hasta el éxtasis karmiko “commont tu t’apelle?”. Su éxtasis, no el nuestro. Los pequeños diablos han conseguido que entendamos los métodos expeditivos de sus mayores, basados principalmente en la violencia extrema.
Nos despertamos a la hora que sale el sol o en su defecto, diez minutos después cuando el molesto ringtone de Christian nos recuerda que el día empezó. Es ahí cuando bajamos de la terraza de Ifra para desayunar e inmediatamente nos repartimos en las tareas estipuladas: huerto, hospital, basuras, escuelas y el nuevo centro cultural. Trabajamos hasta que el calor nos doblega, nos licua y nos roba toda dignidad ante cualquier líquido por debajo de los 45 grado. Justo en ese momento volvemos a nuestra base de acción para comer y dejarnos sumergir en las profundidades del agobio de las 2 de la tarde. Es así que comienza la eterna búsqueda del inexistente lugar propicio para la digestión y el descanso. Más niños, más calor y sesudas tesis sobre las posiciones gimnásticas que permiten anestesiar el termostato interno; sobre el poder de la psiquis para vencer el sofoco; sobre el porqué el aire es más caliente que el propio sol. Cuando se hacen las 6 y sentimos que se puede volver a respirar, retomamos nuestra vitalidad y nuestras actividades. Ya reventados de vuelta a casa, nos higienizamos a base de toallitas de bebé (no suele quedar agua a esas horas), nos ponemos las linternas en la frente y dejamos caer nuestros cuerpos al suelo antes de cenar. Masticando la riquísima comida que aquí nos regalan, empezamos a compartir los mil momentos del día que hacen que todo el esfuerzo haya valido la pena: la generosidad sin límites, las miradas cómplices desde otro mundo, los abrazos de un cálido del que conforta, las risas compartidas entre 18 extraterrestres de galaxias tan distantes, los ritmos que nos acompañan, la música que nos brota. Lo aprendido cada día sobre nosotros y sobre los otros, sobre lo que necesitamos y lo que no. Lo que nos enseñan a cada rato éstos a los que queríamos ayudar…
Ya con la panza llena, los motivos refrescados y el cuerpo casi inerte (si no fuera por el dolor que lo recorre) sonreímos tumbados boca arriba, mirando cada uno a su estrella preferida, que aquí hemos descubierto que no son estrellas si no galaxias (nos lo contó Andreu). Y nos dejamos vencer por el sueño, con la perspectiva inevitable de otro día de sol y calor, pero con la certeza de que volverá a valer la pena.

Pedrín: “Hace mucho caló. Ojú qué caló!!! Niños muchos niños convertidos en estrellas al caer la tarde.”
Pablo: “Pue… tengo el cerebro licuado ahora mismo”
Andreu: “A más calor menos agua, y a menos agua más calor,… Es el círculo vicioso. ¡Quiero ser virtuoso!”
Hernán: “Tengo sudadas las canicas”.
Beto: “Mama, ya entendí cuando me decias bajo el sol ^Ponte Creem^”
Christian Vargas: “Próximo Proyecto: “Maghama Beach”
Christian Davila: “Joovenes cantantes!!! Morumi yam tam!!
Orbe: “Asul: aunque no hablo pular, siempre doy tus saludos a los niños de África”.
Oriol: “Aquí se ven las estrellas”.
Pedro: “De la Pacha Mamma al asfalto. ¿Vuelvo?”
Andy: “He cambiado mis planes, 20 hijos son suficientes”
Mati: “Mamá: te hecho de menos, pero a la cerveza mas”
Francesca: “Hay tantos niños como pájaros. Y por cierto, Mamá: sí que como, pero no me ducho como quisieras”.
Valentina: “Euge: conocí a los niños más divertidos del mundo: no paran nunca de cantar, de bailar y de jugar. La próxima vez tenés que venir conmigo”.
Miquel M: Je m´appail Miquel… sin parar! Nunca olvidaré mi nombre.. lo repito 100.000 veces al dia..
Mauro: “Viaje cotidiano… y recién empieza”
Lionel:”Con el valor de una casa en Barcelona, una familia de Maghama puede vivir más de 500 años. ¿Quién ha perdido los valores esenciales?”
Miguel: “MIKEL, MIKEL, MIKEL…. La próxima vez me lo tatúo en la frente”

1 comentario:

Javier dijo...

Divinaaaaaaaaaaa

Jalfo