domingo, 7 de diciembre de 2008

Sobre vínculos


Hoy cenamos todos los del piso juntos porque en unas horas se va Matías a Argentina, sin saber si va a volver a Barcelona o se va a quedar por algún otro rincón del mundo. Matías es el "responsable" del piso frente a la dueña, el más veterano de acá (tanto en la casa como en el mundo) y es la persona que me hizo la "entrevista" el día que vine a ver el piso, hace tanto tiempo y tan poco. Si bien al principio me cayó bastante pesado y charlatán, con el correr del tiempo empecé a entender su rol en la casa y a disfrutar de su compañía y de sus teorías sobre absolutamente todo.


Es increíble como a través de un aviso en internet, das a parar con gente totalmente desconocida que te abre las puertas de su casa a cambio de un alquiler y empezás a convivir con ellos... a compartir el baño, a dividir los gastos del agua, del gas, a entender cómo funciona el lavavajillas, a asignar un estante de la heladera para cada uno y a llegar a un consenso sobre quién debería lavar las alfombras del baño. Al principio te da vergüenza y salís del cuarto ya con la ropa de calle, y poquísimo tiempo después ya te terminás encontrando con las peores caras, en las más bochornosas situaciones, con la más impresentables de las imágenes. Compartiendo nada más y nada menos que el día a día, eso que significa un salto cualitativo gigante para cualquier pareja, y acá por opción o por necesidad se da tanto.


Entonces resulta que un día, poco tiempo después que en realidad es mucho, porque una de las cosas que hay que aprender, parte del "catequismo que te enseñan sólo los viajes" es que las distancias y el tiempo son medidas relativas, nada de absolutas. Nadie está tan lejos o tan cerca y nada pasa tan lento o tan rápido. Esas magnitudes que el hombre intenta controlar a través de universales escalas, no son más que persepciones absolutamente relativas. Pero no voy a seguir hablando de esto ahora.

Retomando, poco tiempo después de que conociste a alguien y sin tener idea de quién era lo incorporaste a tu rutina, empezaste a convivir con esa persona y a compartir todo, un día se va, porque esto es así. Y somos un montón de gente en movimiento, tanto acá en Barcelona como en todos lados. Entonces los lazos son eso: lazos. Buenos momentos, buenas experiencias, momentos imborrables, aprendizajes, risas, llantos, cervezas y conversaciones interminables. Eso. Vínculos. Qué importa cuánto duren, lo que importa es que existan, que se vivan. Y se termina. Y vuelve a empezar. Y gente que viene y gente que se va, que te deja algo o no, pero que se va, indefectiblemente se va. Porque tienen un principio y un fin, como todo.


Alguien que un día puede ser nadie para vos, al otro día te lo terminás cruzando en pijama en la cocina en la búsqueda de un café con leche y al otro día desaparece de tu vida y no lo volvés a ver nunca más. Por ahí ésta es una manera un poco feroz de enfrentarse a esa realidad que no es más que lo que pasa todo el tiempo pero que a mí me cuesta tanto procesar. Y muchas veces me pregunto dónde estará el origen y porqué es que necesitamos creer que hay cosas que van a durar toda la vida, cuando en realidad lo único que dura para toda la vida es la compañía de nuestra infalible soledad.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

asi que se achico tu familia en Barcelona ! pero como vos decis..
lo importante es el tiempo que compartis con cada uno en esta aventura que se llama vida y que vos elegiste transitar un ratito por ese lado del mundo ! asi que ahora quedan solo mujeres... !
a no pelearse eh !!! jejeje

besos

mami

Anónimo dijo...

que linda vale, estamos todas aqui, por lo menos por hora.
besitos,
ana