domingo, 28 de diciembre de 2008

Una nochebuena diferente


Todo indicaba que la navidad de las tres iba a ser en casa: nos íbamos a quedar Ana Paula (mi compañera de piso) Nathalia (otra amiga brasilera que no vive en nuestra casa, pero es como si fuera una más) y yo sin grandes planes ni mucha compañía. El primer dilema apareció a la hora de definir el menú. Ana Paula decía que ella no podía pasar una navidad sin el arroz con farofa en la mesa. Yo entiendo que ella es brasilera y tiene sus costumbres, y como yo soy uruguaya y la navidad para mi no significa nada, lo único que me interesa es comer lo que más me gusta en el mundo, y lo que más me gusta en el mundo es la carne de vaca, con perdón de sus convicciones religiosas.
Ella abrió grandes los ojos, pero como es una persona muy respetuosa y tolerante no dijo nada. Luego de un breve silencio, comenté: "Mirá Ana, a mi no me molesta si cada una come lo que tiene ganas... es como ir a un restaurant". Ella ahora con la cara seria y las palabras en un tono inquebrantable "Mira Valentina, para mi compartir la cena de Navidad es que todas compartamos la comida y comamos lo mismo". Sabiendo que en ese día no íbamos a llegar a ninguna solución, las dos quedamos en silencio y con la mirada perdida. Sabíamos que a Nathalia cualquier plan le iba a venir bien. Finalmente llegamos a la conclusión que lo mejor era que convivieran en la mesa de nochebuena el entrecot a la pimienta con el arroz con farofa y así todas tendríamos una feliz navidad. Y fuimos las dos rumbo a la carnicería argentina que queda a poquitas cuadras de casa. Tres churrascos gordos de entrecot como para hacer vuelta y vuelta con una salsa de pimienta constaron 18 euros. Todo lo demás (incluída la bebida) salío unos escasos 10 euros a dividir entre las tres.
Ese 24 yo trabajé hasta las 19.30 en Zara. Cuando llegué a casa ya estaba todo pronto: la mesa navideña en el medio del living, las velitas, las ensaladas y "los entrantes" prontos en la cocina, gilberto gil cantando el unplugged y Ana vestidita y maquillada para la ocasión. Al rato llegó Nathalia, con un postre típico brasilero sin el cual ella tampoco podía pasar su navidad, llamado rabanada. Anita saltaba de la emoción y yo lo iba a hacer después porque me ENCANTÓ.
Llegó con regalos para las dos: una bolsita que traía un chocolate, una copa y unos cuernos de renas!! Fue lo mejooooor!! Nos colocamos los renos y prometimos no dej
arlos en toda la noche. De ahí a otro debate: ¿cómo hacen las renas?

Así fue que nos sentamos a comer mientras sonaban distintas canciones navideñas que enseguida se transformaron en música pura y estrictamente brasilera. Se sucedieron las ensaladas y los sandwiches de Ana hasta que llegó el plato que tanto estábamos esperando: entrecot a la pimienta con papas al horno, arroz y farofa.
Terminamos de comer y obviamente nos pusimos a bailar. No faltó "Logo" como uno de los himnos de la casa, ni Martín Buscaglia, ni Orishas como grandes momentos de agite de la calle Muntaner. Así cuando se hicieron las 12 tampoco faltó el arbolito de navidad con los regalos correspondientes.

Mientras comíamos los helados de postre hablábamos sobre Legiao Urbana, Cazuza, Capital Inicial y otras bandas míticas del rock brasilero. Bailamos, nos reímos, nos pintamos las uñas, cantamos, sacamos fotos, comimos de lo lindo y tomamos todo el vino que encontramos cerca para después irnos a dormir con una sonrisa, llenas de regalos y con la certeza de que habíamos pasado una navidad diferente, que cualquiera de las tres va a recordar siempre.


Fue en diciembre




Fondo de mi casa. Calor. Olor a verano y a pasto. Gente. Niños. Piscina armable redonda y manguera. Juguetes. Gente. Risas. Olor a fuego. Olor a asado. Risas. Gente que viene y que se va. Abuelos. Tíos. Llegan las primas. Jugar. Adultos conversando. Picada. Bailamos. Chorizo y pan picados en un plato. Mis papás. Mis hermanos. Mucha comida. Verano. Felicidad. Suena ésta música.







viernes, 26 de diciembre de 2008

Feliz Nadal :: Cómo es la navidad en Barcelona

Para regalar y regalarse: en una librería céntrica entre todas las agendas 2009, protagonistas de las góndolas mejor ubicadas, se encuentra la agenda de Mario Benedetti, así como la de Paulo Cohelo, la de las Leyes de Murphy y la de Joaquín Sabina entre otras.
Lucecitas navideñas en las calles así como en las películas. Prendidas o apagadas quedan preciosas. Va para mi sobrino, enamorado de los astros como su tía.
Vidrieras (escaparates) decoradísimos para la ocasión. La mayoría con un gusto exquisito. Ese arbolote en esa ventana sobre la Av. Diagonal es muy impactante.

Feria Navideña: están en todos lados, ésta es en Sabadell cerca de la casa del Chino y Anna. Venden chirimbolos y otras tantas cosas de decoración, así como pesebres, arbolitos y caga tiós. Un embole.
Sabadell iluminada una noche de diciembre.
Plaza Catalunya: punto clave del centro de la ciudad. En el fondo se ve el Corte Inglés, que además de esas lucecitas animadas, cada tantos minutos se encendía una musiquita navideña que parecía que estabas adentro de una de esas películas que pasan en los canales de aire en estas fechas.
Joyería en Paseo de Gracia, muy muy muy finoli, donde entró una rubia al mejor estilo Su Giménez con su caniche toy. Acá se puede entrar a la mayoría de los locales comerciales con perros. El tema es que nosé qué efecto provoca esta ciudad en los canes, que son todos mansitos y sumisos.
Portal del Ángel: otra de las peatonales más turísticas, vestida para la ocasión.

martes, 23 de diciembre de 2008

Un desocupado más


Y claro!!! Si en Catalunya le sacó el laburo el Caganer!! Dicen que agarró una changuita de repartos en una camioneta. Fuentes fidedignas que juran no haber hecho un fotoshop lo registraron por la Avenida Diagonal en horas de la tarde, haciendo las ocho horas en la ciudad Condal. Es que, como dice el Cuarteto, "hay que comer".
Que les chingue el bel a todos.



domingo, 21 de diciembre de 2008

Me cago en Papá Noel



"Una de las tradiciones navideñas más curiosas se puede encontrar en Cataluña. Porque casi tan famoso como el Niño Jesús, y espero no caer en ninguna herejía con lo que digo, es la figurita del Caganer, uno de los elementos más queridos por los catalanes.

El Caganer es una pequeña figurilla que representa, para que nos entendamos, a una persona en cuclillas bajándose los pantalones, o la falda, según se tercie, respondiendo a la llamada de la naturaleza más humana. Su origen se remonta al siglo XVII, y a menudo, se encuentra escondido en alguno de los rincones más oscuros de la Navidad.

Algunos dicen que la figurita se hizo popular inicialmente entre los agricultores que creían que el Caganer ofrecía el abono indispensable para que el suelo se hiciera rico y productivo para el próximo año. Otros argumentan que la figura del Caganer estaba destinada a añadirle el lado más humano a la representación del misterio de la Navidad.

Los niños pequeños siguen jugando a buscar el Caganer en el portal de Belén, aunque para muchos el lugar elegido siempre suele ser debajo de algún puente, detrás del pajar o en otro lugar discretamente oculto, ya que se consideraría una falta de respeto ponerlo cerca de la escena principal del pesebre.

El Caganer suele ser una figurita de madera o arcilla y en la mayoría de los casos representa a un campesino catalán con su sombrero de color rojo tradicional, su barretina y fumando una pipa o un cigarrillo. Sin embargo, hoy en día podemos ver figuras de Caganer de cualquier forma y estilo, e incluso personajes famosos de la vida social.

Otro elemento tradicional de las navidades catalanas es el conocido como Tió Nadal, también llamado Cagá Tió. Suele medir unos 30 centímetros, y representa un pequeño tronco de árbol con patas y una cara sonriente, coronada con una versión en miniatura de la tradicional barretina.

A partir del 8 de diciembre, día en el que la fiesta de la Inmaculada Concepción da paso a las Navidades propiamente dichas, al Cagá Tió se le alimenta de dulces, frutos secos, higos y turrones todas las noches, acostándolo luego con una mantita. En la víspera de Navidad o el mismo día, en función de la familia, uno de los extremos del Cagá Tió se coloca boca abajo para que haga sus necesidades de todo lo que ha comido estas navidades.

Para acelerar y ayudar a la tremenda evacuación que debe realizar el pobre Cagá Tió, los niños suelen cantar canciones y gritan con palos ¡¡¡ Cagá Tió, Cagá Tió !!!… sobre todo cuando comienzan a mostrar algo de impaciencia. Entonces alguien toma lo que ha depositado Cagá Tió y se comparte con todos los presentes. Por supuesto, si el Cagá Tió nos dejara con hambre, siempre existe la posibilidad de ir corriendo a alguna de las pastelerías que en Cataluña, por estas fechas, hacen unos dulces exquisitos."


Para los niños catalanes los regalos no se los deja Papá Noel, sino que se los deja el Tió, que no solo los deja sino que los caga. Otra de las cosas que no dice en este texto que saqué de un portal de internet, es que los niños tienen que darle con un palo al Tió para que éste cague los regalos. Osea: lo cagan a palos, se van y cuando vuelven a modo de agradecimiento o algo así como un efecto laxante de la violencia, están los tan ansiados regalitos esperando por sus respectivos niños. Toda esta demencia me llevó a dos conclusiones, una inmediata y otra más tardía: la primera es que estos tipos están absolutamente locos y la segunda es que realmente nosé qué es más loco,: si un tronco que caga regalos después de azotado o un viejo gordo y barbudo que vuela en un trineo tirado por renos y llega al Uruguay en pleno verano cuando hace 45 grados a la sombra vestido un traje de piel abrigadísimo rojo y blanco, colores que tienen una particular y misteriosa coinicidencia con el logo de tan afamada bebida refrescante.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Cómo hacer enemigos en el trabajo :: curso rápido

Hace una semana que empecé a trabajar en Zara. Sí, así como lo leen: me absorvió el sistema y estoy de trajecito negro, maquillaje y "pelo con laca" como le dicen acá y me resulta muy gracioso. Pero no se crean que trabajar en Zara acá es como trabajar en Zara allá: acá Zara es como Chic Parisien o algo así: hay cada 5 cuadras y es donde se consigue la ropa más barata. Inditex es una de las empresas españolas más grandes, con 4 mil tiendas en todo el mundo, que agrupa un montón de marcas de ropa entre ellas (y la más conocida) Zara. Todo funciona más o menos como hemos visto en Uruguay: vidrieras vistosas, ropa ordenadísima, colores especialmente colocados, todo muy prolijo y luchando contra la entropía natural que se da entre trapos y mujeres en un mismo lugar. Mi trabajo consta básicamente de doblar ropa una y otra vez, doblar el mismo buzo para que quede presentable chiquicientas veces si es necesario. También le sonrío a la gente que entra y corro amablemente hasta el almacén a buscar ese talle que ya no está en la tienda y que es justo el que le quedaría bien a la catalana vieja y gorda que espera parada como un poste en el medio del camino. Aprendí a leer las etiquetas que tiene la ropa, lo que se llama "referencia" y que es un número de 10 cifras para almacenar todo y que no se haga un lío terrible y otras mil cosas que una como clienta desconoce (ninguna demasiado turbia, no se hagan ilusiones), y que si no trabajás ahí son aboslutamente inútiles e inaplicables para el resto de tu vida.

En el día de hoy y por ser el primer capítulo de esta nueva entrega, les quiero dejar esta anécdota calentita del día de hoy, en plena interacción con mis compañeras de curro:

Cada día tengo una hora de entrada que varía entre las 16, 16:30 o 17. Como es normal, hoy me confundí y llegué a trabajar media hora antes de lo que tendría que haber ido (le regalé media hora de mi vida a Inditex), entonces ésta es la conversación que se dio en el vestuario donde están las "taquillas" (casilleros o lockers) mientras yo puteaba mirando la planilla donde dicen los horarios de entrada y salida de cada una:

Valentina:

-Pero la puta madre! Tenía que estar a las 16.30 y me vine media hora antes.

Compañeradetrabajoconelpelopasadoporlaplanchitaylacaradepelotuda:

- Ay! Es que eres tontaaaa!

Valentina:

-Bueno, para trabajar acá no se necesitan muchas luces...

Otra compañera de trabajo con cara de orto (rodeada de tres más que me miraban con cara de "soy pelotuda pero mirá que eso lo entendí":

- ¿Nos estás llamando tontas?

Valentina:

- Nooooooo, era un chiste!!! (ouch!, ésta va para el blog).

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Acto seguido: Organizaron un amigo invisible y no me invitaron.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Y sí...


... estoy extrañando un poquito.


miércoles, 10 de diciembre de 2008

lunes, 8 de diciembre de 2008

Ponga huevo, huevo carbonero...

Las fiestas por estos lados - Parte 1

Recuerdo aquellos años cuando alcanzaba con dejar los zapatitos...



domingo, 7 de diciembre de 2008

Sobre vínculos


Hoy cenamos todos los del piso juntos porque en unas horas se va Matías a Argentina, sin saber si va a volver a Barcelona o se va a quedar por algún otro rincón del mundo. Matías es el "responsable" del piso frente a la dueña, el más veterano de acá (tanto en la casa como en el mundo) y es la persona que me hizo la "entrevista" el día que vine a ver el piso, hace tanto tiempo y tan poco. Si bien al principio me cayó bastante pesado y charlatán, con el correr del tiempo empecé a entender su rol en la casa y a disfrutar de su compañía y de sus teorías sobre absolutamente todo.


Es increíble como a través de un aviso en internet, das a parar con gente totalmente desconocida que te abre las puertas de su casa a cambio de un alquiler y empezás a convivir con ellos... a compartir el baño, a dividir los gastos del agua, del gas, a entender cómo funciona el lavavajillas, a asignar un estante de la heladera para cada uno y a llegar a un consenso sobre quién debería lavar las alfombras del baño. Al principio te da vergüenza y salís del cuarto ya con la ropa de calle, y poquísimo tiempo después ya te terminás encontrando con las peores caras, en las más bochornosas situaciones, con la más impresentables de las imágenes. Compartiendo nada más y nada menos que el día a día, eso que significa un salto cualitativo gigante para cualquier pareja, y acá por opción o por necesidad se da tanto.


Entonces resulta que un día, poco tiempo después que en realidad es mucho, porque una de las cosas que hay que aprender, parte del "catequismo que te enseñan sólo los viajes" es que las distancias y el tiempo son medidas relativas, nada de absolutas. Nadie está tan lejos o tan cerca y nada pasa tan lento o tan rápido. Esas magnitudes que el hombre intenta controlar a través de universales escalas, no son más que persepciones absolutamente relativas. Pero no voy a seguir hablando de esto ahora.

Retomando, poco tiempo después de que conociste a alguien y sin tener idea de quién era lo incorporaste a tu rutina, empezaste a convivir con esa persona y a compartir todo, un día se va, porque esto es así. Y somos un montón de gente en movimiento, tanto acá en Barcelona como en todos lados. Entonces los lazos son eso: lazos. Buenos momentos, buenas experiencias, momentos imborrables, aprendizajes, risas, llantos, cervezas y conversaciones interminables. Eso. Vínculos. Qué importa cuánto duren, lo que importa es que existan, que se vivan. Y se termina. Y vuelve a empezar. Y gente que viene y gente que se va, que te deja algo o no, pero que se va, indefectiblemente se va. Porque tienen un principio y un fin, como todo.


Alguien que un día puede ser nadie para vos, al otro día te lo terminás cruzando en pijama en la cocina en la búsqueda de un café con leche y al otro día desaparece de tu vida y no lo volvés a ver nunca más. Por ahí ésta es una manera un poco feroz de enfrentarse a esa realidad que no es más que lo que pasa todo el tiempo pero que a mí me cuesta tanto procesar. Y muchas veces me pregunto dónde estará el origen y porqué es que necesitamos creer que hay cosas que van a durar toda la vida, cuando en realidad lo único que dura para toda la vida es la compañía de nuestra infalible soledad.