miércoles, 3 de septiembre de 2008

Primero de setiembre



Camino por Aragó hacia Muntaner con la mochila pesadísima en la espalda y un montón de volumen más desde que llegué a Barcelona. Miquel lleva mi mochila negra por delante, como una gran panza. Caminamos las 5 cuadras con esfuerzo y sufriendo el calor. Llegamos a 83 A y luego de dudar si correspondía que tocara el timbre o no, abro la puerta, subo el entrepiso y entramos en el ascensor que nos llevará hasta el piso 5. El ascensor es igual al del piso de Miquel: de esos antiguos, abiertos, con dos puertitas que se abren hacia afuera. Comprobamos que es más grande, que entramos los dos con todos los paquetes. Llegamos y abro la puerta. Matías con dos hombres que le hablan sobre posibles soluciones: se rompió el baño. No solo eso, entro a mi cuarto y está aún ocupado por Joao, su antiguo huésped. Empezamos mal. No lo dudo, dejo mis cosas en un rincón y me voy a caminar. Miquel se va a trabajar y yo me quedo en el centro, descubriendo mi barrio, los locales comerciales, las calles, la gente. Camino hasta la Plaza Universitat, de ahí a la Plaza Catalunya y bajo por la rambla hasta una casa de posters. Pienso en cómo voy a hacer para conseguir un trabajo, me imagino trabajando de “dependienta” en un local comercial de estos. Por otro lado, veo a las incontables estatuas vivientes, el gran entretenimiento de los turistas que van desfilando por la rambla, dejándoles moneditas cual caramelos a los monos. Hay estatuas vivientes de todos los tipos y motivos que se te ocurran; unas mejores y más elavoradas, otros que directamente roban la plata. Hay alguna que apela al susto (con la cabeza en un sitio y el cuerpo en otro), odalisca, la mujer de las flores, piratas, estatuas plateadas, doradas, blancas, etc, etc, etc. Todos sudacas, o por lo menos inmigrantes. El mecanismo es siempre el mismo: la estatua se mantiene quieta hasta que llega alguien que pone una moneda en la gorra y ésta empieza con su gracia.


Camino por la rambla y me cuesta clasificarme; no soy turista, pero tampoco soy local. Descubro lugares, pero no como quien pasea superficialmente, sinó como quién busca familiarizarse, sentirse como en casa en un lugar que todavía es ajeno. Va a ser fácil; Barcelona es un lugar hermoso. Al mismo tiempo va a ser muy difícil; no tiene nada que ver con Montevideo, con mis calles, con mi barrio. Bajo por otra calle buscando el lugar de posters. Quiero comprarme uno para mi nueva habitación: entro y hay absolutamente de todo: películas de todas las épocas, música de todas las épocas. Hasta láminas de pinturas famosas. Creo que ya me decidí cual me voy a comprar, pero voy a esperar a venir con Miquel.

Vuelvo caminando y paso por casas de ropa increíbles como Custo y Desigual. Me deleito con las texturas, los colores y los diseños. Sigo caminando y luego de comprarme una velita para mi nueva habitación, vuelvo a la calle Muntaner. Como Ricardo Muntaner. Ya son las 20 y me encuentro con Milena, Matías y Joao, que ya había vaciado el cuarto. Estaba muy sucio. Agarro la escoba, la pala, un trapo, y limpio todo antes de empezar a armar. Empiezo a sacar mis cositas, ordeno todo. Miro cada rincón, pienso qué hacerle para que esa habitación vacía se convierta en mi cuarto, en mi lugar, luego de 1 mes y medio sin una “casa”. Termino de ordenar todo, me siento cansada y transpirada. Me voy a bañar, pero antes suena el timbre y es Miquel que viene a visitarme después de su primer día de trabajo. Tomamos jugo de naranja, conversamos sobre lo que hizo cada uno en la tarde, preparo unos sándwiches calientes (acá les dicen “bikinis”) con lo poco que he comprado e improvisamos una cena. Conversamos un rato, estrenando esta nueva situación. Me siento muy acompañada y contenida por Miquel. Él ahora está conmigo dandome ánimo y ayudándome a sentirme cómoda en este lugar tan ajeno. Conversamos un poco, estamos los dos un poco cansados. Luego se va, y me deja por primera vez sola en la noche de Barcelona. Me doy un baño relajante, y me acuesto en mi cucheta a descansar. Terminó el primer día en esta nueva aventura, en la mitad de mi viaje, justo al principio del lado incierto.







4 comentarios:

Lu.- dijo...

dormís en cucheta??
bajate vos a apagar la luz, seguro estás más cerca.-

Lu.- dijo...

aahh!!
y no busques la polilla, ni toys, ni la vieja de los 40 gatos en el barrio, eso es el primer mundo Vale!

Anónimo dijo...

Hola loca, cómo estás?
creo que me he perdido algo....te vas a quedar a vivir en Barcelona?
Porfi contame, por qué estás buscando trabajo? o es sólo temporal?
Suerte en pila, te quiero mucho
Alicia, de Nuevacom

tan limpia dijo...

vale, amiga
te voy a mandar un mail en un ratito
te quiero !